14 ago 2009
ACTO CONJUNTO DEL PARTIDO ANDALUCISTA Y EL PSA EN HOMENAJE A BLAS INFANTE
Vivimos una época de profundo cambio. En un corto período de tiempo se han hecho visibles, con una enorme virulencia, las manifestaciones de una crisis global que ha acelerado el estallido de una crisis andaluza, producto de las políticas puestas en práctica por el sistema político andaluz en las últimas décadas.
La brutal crisis que padecemos ha sido producto, es síntoma y será causa de profundas transformaciones de la sociedad.
La crisis ha generado un efecto pobreza provocando una espiral de cierre de empresas, paro masivo y deflación. Más pobreza alimentando a la pobreza en una espiral cuyo fin no se ve. La crisis tiene sus orígenes en la desconexión entre el sistema económico y la realidad biofísica del planeta. El sistema tampoco ha sabido ver e interiorizar lo que hay después de la producción, la distribución y el consumo de bienes: los residuos, el calentamiento global y el cambio climático.
La espiral productivista y consumista ha generado tanto la actual dinámica de las instituciones políticas como los valores dominantes en torno al individualismo y la competitividad extremos como las principales motivaciones vitales compartidas por la especie humana.
En Andalucía la crisis tiene matices: ha demostrado la debilidad de nuestro modelo económico. El paro ha vuelto con una virulencia desconocida en las últimas décadas. Tenemos una tasa de paro brutal: en torno al 24% de la población activa, lo que puede conducirnos a una situación de emergencia social. Muchos de los viejos problemas siguen vivos y a éstos se les ha unido la destrucción y degradación
ambiental. Y la dependencia de sectores como el turismo, la construcción o la agricultura intensiva nos convierten en una comunidad desarticulada y dependiente. Además la crisis a Andalucía no llega sola: No puede ser casualidad que esta crisis venga a ocurrir en un momento político en que el bipartidismo se consolida, en el que la separación entre la política y la realidad crece y en que los territorios políticos de progreso como Andalucía o Europa están desapareciendo.
En Andalucía todo esto se agrava: nuestra democracia es de muy baja calidad, no hay alternancia electoral desde la constitución del Parlamento andaluz hace más de 25 años; después de ocho consultas electorales carecemos de un auténtico espacio político propio, se ha convertido en norma la convocatoria simultánea de elecciones autonómicas y estatales; no existen medios de comunicación independientes de ámbito andaluz; en la sociedad andaluza se ha fomentado la dependencia del poder y el clientelismo y apenas ha generado líderes sociales independientes, incluso estamos asistiendo a un intento de neutralización de todo lo que pudiera tener potencial para convertirse en alternativa.
La crisis pues, es al mismo tiempo global y local, mundial y andaluza, ecológica y económica, política y ética... La ausencia de respuestas y alternativas es evidente. Seguimos teniendo un sistema político del siglo XX, anclado en grandes partidos políticos que son meras maquinarias electorales de profesionales entregados al peligroso juego de la mercadotécnia política, del desconcierto ideológico y del oportunismo electoral. Parece que nadie en la "clase política" dominante se quiere enterar de la gravedad de la situación. Al igual que los desgraciados pasajeros de un Titanic planetario siguen bailando y participando en la fiesta del consumo en la cubierta de un nave que se va a pique.
Para construir esta alternativa es fundamental la inclusión en el andalucismo de todos los andaluces y andaluzas a título individual y/o colectivo comprometidos decididamente con el potencial de Andalucía, con obtener mayores cotas de progreso y bienestar social, con el respeto al los valores medioambientales, la tradición progresista y democrática y basado en el impulso de nuestros valores históricos y culturales para la construcción de una Andalucía más rica, justa e igualitaria.
Este proyecto, impulsado desde el andalucismo del Siglo XXI, debe ir más allá de las personas, organizaciones y formaciones políticas que actualmente lo suscriben.
Somos parte de la sociedad andaluza a la que nos debemos, e instamos a esta sociedad a utilizar sus mejores herramientas para extraer todas las energías y esperanzas, pero también la rebeldía y la crítica, ante una situación que ya es de emergencia pero que puede serlo aún más en un futuro demasiado próximo. Por eso es una propuesta abierta e integradora para consensuar un itinerario y un horizonte para los próximos años, una propuesta que tiene que concretarse en una opción política. Se trata de impulsar el renacimiento de Andalucía a pesar de la crisis o precisamente porque ésta no nos deja otra salida. Tenemos que arriesgarnos a llevar el mundo de las ideas al del compromiso político con el presente y el futuro del pueblo andaluz, porque nuestra sociedad nos está diciendo con claridad que lo de hoy ya no sirve.
Debemos construir una alternativa de renovación política, que lidere la innovación de la agenda política andaluza para caminar hacia la sociedad del futuro. Los andalucistas podemos ofrecer los objetivos y los instrumentos para las reformas necesarias que nos permitan emprender un cambio radical y afrontar con éxito la superación de la actual crisis sobre bases sólidas, practicando una renovación ética de la política basada en los valores frente a las prácticas mercantilistas en política, siendo un instrumento de comprensión de la realidad que ofrezca al pueblo andaluz una interpretación de los cambios que están ocurriendo y de las mejores alternativas para ellos, concibiendo la acción política con un componente pedagógico y ejemplarizante en contacto directo y permanente con los problemas reales del pueblo andaluz.
Debemos conseguir, desde el compromiso con Andalucía, una opción política cuyas coordenadas son: la sinceridad, la honradez, la transparencia, la austeridad, la prudencia, el coraje, la autonomía, la igualdad, el reencuentro con la naturaleza y en consecuencia la construcción de Andalucía como nación de Europa, con fuerza para reclamar lo que le corresponde y con autoestima para salir de esta crisis a fuerza de ideas, sacrificio y solidaridad. Estamos en una segunda transición mucho más compleja y difusa que la primera. Es el momento de las ideas para el cambio, de la construcción de equipos para el liderazgo social y de la vuelta de la política con mayúscula, la que
mira a nuestra sociedad y entiende que el poder sólo es un medio y no un fin en sí mismo.
Es por todo esto por lo que llamamos a las ciudadanas y ciudadanos de Andalucía, a las organizaciones sociales y políticas progresistas andaluzas, nacionales o locales, nuevas o tradicionales a la apertura de un nuevo ciclo histórico, a comprometerse con Andalucía para auspiciar un nuevo 4 de diciembre que emerja en cada una de las ciudades y pueblos de nuestra tierra, que piense en lo global y actúe en lo local, y que confluya en un movimiento político capaz de cambiar otra vez el curso de la historia.
¡Viva Andalucía Libre!