La nefasta dirección, más preocupados por “enchufar” a los suyos y desangrarla económicamente, está avocando la Mancomunidad a la desaparición.
Es la segunda protesta en poco menos de un mes. Los trabajadores y trabajadoras de la Mancomunidad Intermunicipal de Islantilla, compuesta por los Ayuntamientos de Isla Cristina y Lepe (PSOE-PP), han vuelto a mostrar su malestar, denunciando una “lamentable situación económica” y “el deterioro de las relaciones laborales”. En esta ocasión, han vuelto a reivindicar lo que consideran justo y les pertenece yendo a sus puestos de trabajo vestidos de negro.
La actual Presidenta es la Alcaldesa isleña, María Luisa Faneca, la cual “desapareció” el mismo día de la protesta, aún estando convocada previamente para dirigir una Junta, la cual tuvo que ser suspendida dejándose sobre la mesa asuntos de vital importancia para el buen funcionamiento del enclave turístico. Por este motivo, los representantes sindicales no pudieron entregarle un manifiesto donde se le exponían sus reivindicaciones encaminadas a denunciar “el futuro que nos espera a corto plazo” porque dudan que la Alcaldesa isleña y Presidenta de Islantilla, pueda “atender sus compromisos en el pago de nuestras nóminas”, temiendo por sus puestos de trabajo a corto plazo. Otro de los aspectos que les preocupa es la negativa a negociar un nuevo Convenio Colectivo, estando aún vigente el que se firmó en 2007. Los mismos trabajadores y trabajadoras de la Mancomunidad de Islantilla denuncian públicamente los “privilegios” de algunos nuevos contratados “de forma sectaria”, afines a los partidos gobernantes o bajo fines electoralistas, en detrimento de los más antiguos. Este aspecto ha sido denunciado en reiteradas ocasiones por los Andalucistas isleños, bien en notas de prensa, bien en los plenos municipales, que preveíamos serias dificultades para el sostenimiento económico de la plantilla debido al exceso injustificado de los nuevos contratados.
Para los Andalucistas isleños todo lo que está ocurriendo no es más que el resultado de una nefasta y pésima dirección de la Mancomunidad a partir del cese inexplicable de su primer y único gerente durante los 15 años de existencia, un profesional independiente que fue sustituido por “comisarios políticos” enviados desde ambos Ayuntamientos y que solo estaban para “cumplir” las órdenes de sus respectivos Alcaldes, más preocupados por utilizar el ente supramunicipal para “enchufar” a “los suyos” y “sangrarla” económicamente que por conseguir el buen funcionamiento del que fuera motor turístico, no solo de ambas poblaciones, sino de toda la costa occidental de Huelva.